Blast from the past

Varios días en cama hicieron de mí una persona aletargada, ociosa y embotada. Como sano divertimento me propuse chequear las redes sociales, mi Blog y ponerme a vaciar las bandejas de entrada de mis 4 cuentas de email (todavía no sé para qué tengo tantas).

Una de las direcciones en particular está en uso desde hace muchos años. Al empezar a vaciar la bandeja de entrada, me vi inmersa en una suerte de viaje a través del tiempo, en el que retrocedí hasta enero de 2004 y volví a Grecia, a la fiesta de Año Nuevo en Atenas, y al invierno en la ciudad de Olympia.

Pero además, noté un detalle: eran los primeros mensajes que mandaba hacia y desde el mundo virtual, cuando todavía estaban bien separadas las dos "realidades" y las comunidades 2.0 ni siquiera estaban en las mentes de los brillantes gurúes informáticos actuales que tanto evangelizan sobre ellas.

Mis primeros mensajes eran, por lo tanto, largas cartas escritas a máquinas y enviadas vía computadora. Una versión tecnológica del correo tradicional. Tenían pocos emoticones y bastantes ilustraciones insertadas en el medio del texto. Para mi sorpresa, el estilo se repetía en los mails que me respondían (salvo los de mi hermana R, que ya abusaba de las ":)" y las ":OP" como lo hace hoy).

¿Se acuerdan de este tipo de imágenes de "bilbioteca"?


De alguna manera, aún sin pensarlo ni razonarlo como tal, mis amigas y yo intentábamos agregarle un poco de dinamismo a esto de mandar mensajes vía computadora. Sino, era "muy frío". Desde que Internet se convirtió en una herramienta casera, pareciera que no hacemos más que buscar cómo convertirlo en algo más cercano a nosotros, más cálido y menos invasivo.

Por eso, los mails venían con colores en el fondo y las letras, diferentes tipografías, caricaturas, animaciones, fotos (que tardaban muchísimo en bajar porque la mayoría de las personas tenían conexión dial up y pocos sabían como hacer un .zip)... Todo para convertir el escueto comunicado en un colorido y amistoso mensaje.

Hoy es más fácil elegir un template para Blogger o Wordpress, abrir una cuenta en Tumblr, seguir a alguien en Twitter (donde la idea es, justamente, reducir el mensaje a 140 caracteres sin florituras de ningún tipo), o, en el extremo más cercano a esa utilización pseudo infantil que teníamos del correo electrónico, está Facebook.

En fin. La cuestión es que, haciendo un poco de limpieza, me percaté de cómo cambió mi manejo o la utilización que le doy a Internet de 6 años y medio a esta parte. Lo que es estar aburrida.

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