La medida del tiempo

"Existe una cosa muy misteriosa, pero muy cotidiana. Todo el mundo participa de ella, todo el mundo la conoce, pero muy pocos se paran a pensar en ella. Casi todos se limitan a tomarla como viene, sin hacer preguntas. Esta cosa es el tiempo", Michael Ende, "Momo"

"¿Cuántos años tiene la hija de Karina, la Princesita?", pregunté en voz alta mientras intentaba hilvanar un encabezado lógico para la nota que estaba escribiendo. "Creo que cuatro. Es de la edad de Delfi", respondió en seguida A con la seguridad que sólo una madre tiene cuando da un dato sobre su hija.

Puede ser que Delfi sea la medida de todas las cosas en la vida de A. Quizás su línea de tiempo se divida en "a.D." y "d.D", quizás un año empieza y termina con el cumpleaños de su "princesa" y las fechas relacionadas a ella son más útiles como referencias temporales que, digamos, las efemérides del día de la fecha.

El tiempo me fascina porque el hombre ha tratado de contabilizarlo, administrarlo, controlarlo y hasta de usarlo a su favor sin un ápice de éxito. El sol, la luna, las estaciones... Ninguno parece prestarle atención a los múltiples calendarios que tan aplicadamente confeccionamos y difundimos durante siglos.

"A esa chica la conozco desde que iba a la facultad, en el 2004" compite con "Te conozco desde hace 20 años. ¡Desde tercer grado!", pero también está el "No, hace mil que no lo veo. Fue antes de empezar a salir con tal". No se devanen los sesos tratando de descifrarlas: son referencias que sólo me sirven a mí.

El 2000, por ejemplo, es un antes y un después de mi historia. Tenía 16 y dos semanas cuando murió mi abuela materna. El 18 de julio de 1994 es el aniversario del atentado a la AMIA, pero siempre me acuerdo del año porque fue dos después que la explosión en la embajada de Israel, que ocurró a tres cuadras de mi casa.

Nacimientos, premios, viajes, citas, lo que sea... Cualquier episodio puede ser mejor referencia histórica que una fecha específica. "No me acuerdo qué día de mayo, sé que era el cumpleaños de tal" puede ser la respuesta a cuándo fue la última vez que te reíste muy fuerte en plena borrachera.

Una persona puede hacer las veces de calendario para otra, pero el riesgo es que se corte la línea de tiempo cuando se vaya y entonces es el fin de una era. Y eso no siempre está bueno.