¡Tienen mi revista de rehén!


Marcha telefónica por la liberación
y el sano regreso de mi RS a casa…



Fuera de chiste. Cómo odio a los telemarketers y a los operadores de atención al cliente que te repiten el discurso que les enseñaron mientras se drenan el alma por $600 al mes. Yo me dreno el alma por la misma plata, pero al menos trato de conservar algo más que un tono de voz monótono y un discurso hueco.

No es que odie a los pibes en sí. Odio al sistema, no al ser humano detrás de él. Recién llamé para reclamar una revista que debería haberme llgado antes del 15 de este mes. Resulta que tengo que esperar 7 días hábiles para que ellos encuentren la falencia o les salga “entregar la revista” entre todas las opciones de la perinola.

Es como intentar razonar con un contestador telefónico, o como si la empresa pusiera a esos empleados (en este caso, una tal Jessica) como carne de cañón, porque saben que van a ser puteados. Encima, muchas veces ellos no pueden arreglar las cosas desde su lugar, pero igual desde la empresa los ponen para la sádica satisfacción del usuario que sólo quiere putear por el servicio deficiente.

En este caso en particular no obtuve la respuesta que quería, pero al menos Jessica atendió mi reclamo (lo que al menos satisfizo mi sed de matar verbalmente a alguien porque llegamos a fin de mes y no recibí mi revista). Pero mucho peor, fue el caso del sardanápalo del soporte técnico de mi proveedor de Internet que le colgó el teléfono al técnico de mi PC después de boludearlo un rato.

Resulta ser que el señorito en cuestión se pasó más tiempo hablando con su compañera del cubículo de al lado que con el técnico que quería reinstalar mi módem (una tarea que podría haber hecho un técnico de su compañía, si no hubiera venido sin avisar antes, justo cuando yo no estaba).

Yo entiendo que estar frente a una computadora ocho horas escuchando reclamos superfluos sea desgastante, pero tampoco es cuestión de que aprovechen que como están en Córdoba o Río Negro el usuario no va a ir a buscarlos a la salida del trabajo para golpearlos violentamente por desgraciados.

No voy a llorar (tanto) si no me traen mi revista, nada más me voy a desanotar y me la compraré si veo una tapa copada, como siempre. Ni siquiera voy a gastarme en borrarme de mi proveedor de Internet, porque al final mi técnico es una maravilla y no los necesitó para reinstalar el módem (¡nana nanaaa!), pero podrían ser un poco más útiles, ¿no?

¡El punto de tener una línea de “Atención al cliente” es que le den su faquin’ atención al faquin’ cliente! Sino, llámenla la línea de "me - río - del - cliente - y - lo paso - a - miles - de - números - internos".

Anorexia Amorosa

Yo realmente quisiera ser como esas chicas que a la menor angustia pierden el apetito. Me encantaría poder decir que me desvanezco, que mi piel se vuelve pálida, mis mejillas se hunden y una aureola gris redondea mis ojos porque sufro por amor.

Pero en vez, estoy condenada a canalizar mis angustias deglutiendo cuanto pan con miel encuentro, y tomando de a litro y medio de coca cola light al día. Me pongo de un humor irascible y me encapsulo entre la televisión, la radio e internet hasta que se me pasa el pico de malhumor.

Mientras tanto, a lo largo de la etapa de reseteo de mi cabeza, subo al menos un kilo (o así se siente). Por eso, por una vez quisiera ser de las personas que pierden el hambre cuando se angustian. Me encantaría sentir un nudo en la boca del estómago que me obligara a cerrar la boca alguna vez en la vida.

Es más, hasta tengo una amiga que casi está desapareciendo de la faz de la Tierra por tantos desengaños amorosos. Ella simplemente no puede ingerir alimento alguno cuando está “haciendo su duelo” por una relación fallida. Jamás pudo y hoy en día es una joven linda, agradable, y de un tamaño pocket.

Todo comenzó con su primer novio, a los 14 años, y para cuando llegó a la edad adulta, y a los desengaños amorosos adultos, la pobrecita había perdido unos 8 - 10 kilos... encima de que no es muy alta, sus hombros despojados de carne y sus bracitos finitos hacen que se acentúe el tamaño de su cabeza.

Yo me río bastante - por dentro, porque por fuera tengo mi mejor cara de conmiseración-. Ojo, no me río de ella.... sino de cómo le gusta sufrir hasta casi desintegrarse por amor... estoy casi segura de que es una de esas mujeres que se sienten vivas sólo si sienten el dolor del amor.

Es como si las mujeres como ella quisieran personificar la romántica idea del alma doliente de una doncella en desgracia. Eso, o quieren bajar de peso rápida y efectivamente, dado que cada vez que mi amiga se encuentra en un impasse emocional baja un promedio de 3 kilos en diez días. La verdad, el metabolismo de esa chica es mejor que la Dieta de la Luna.

Pero igual me encantaría al menos ser de esas personas que no sienten hambre si sienten angustia. Según deduzco por las cosas que me cuenta, mi amiga pareciera no considerase verdaderamente enamorada a menos que le duela algo, o que discuta con su novio por algo. Se tiene que pudrir todo y tiene que "ir y volver" con el tipo al menos 5 veces.

Es como si de alguna manera ella empieza a salir sabiendo que las cosas van a cagarse, y disfruta la dulce agonía hasta ese momento. Y cuando pasa, deja fluir las lágrimas, los kilos, todo. Ahora que lo pienso... ¡capaz lo hace para bajar rápido de peso! Capaz no es anorexia nerviosa lo que tiene, sino anorexia amorosa.

Aquí Laura Aceto, nuevamente irrumpiendo en el mundo de Mafalda Chan para traerles más sabiduría ovárica

Aquí Laura Aceto, la mina más hinchapelotas y dolordehuevos que tu (casi ex) novio pueda haber conocido en la vida. A mí me venís a contar las cagadas cuando ya se las mandó él, o vos… pero seguro que a él le pican las orejas después de que nosotras hablamos.

Debido a los avatares cibernéticos del destino caí en un sitio, sistemadelmachoalfa.com (a ver cuántos van a su buscador para chequearlo), donde se promocionaba el libro Cómo recuperar a tu mujer en 30 días o menos, o algo parecido, escrito por un pseudo pichón de gurú, "John Alexander".

Al parecer, por el módico precio de 29.95 dólares cualquiera hijo del vecino podría recuperar a la hija de Doña Rosa, o a Doña Rosa misma llegado el caso. Así, este “best seller secreto” venía a reemplazar las clases de capacitación impartidas por Alexander por (decir con voz de locutor de venta directa) sólo 800 dólares la hora.

En realidad, el mensaje prometía “’automáticamente recuperar a tu mujer (aunque ella te haya dicho que no la llames nunca más)’”. (¿Un manual del cargoso?) “Puedes hacerlo en menos de sólo 30 días”, perjuraba la cartita de amor al ego masculino, “y este sistema funciona”, aseguraba –y acá está el gran gancho marketinero- “no importa cuán complicada sea tu situación... no importa hasta dónde hayas metido la pata... y ¡hasta si ahora ella está saliendo con otro tipo!”… hasta ahora, era digno del manual de Phillip Kotler.

El autor explicaba que su “plan” tenía como objetivo convertir a la señorita de “ex novia cerrada de decir ‘Necesito tiempo’” a una “novia cachonda que te ruega que le hagas el amor una y otra vez”. Repito que se trataba de un libro, no de uno de esos spams de viagra.

Acto seguido, me tomé la libertad de responder el mail donde hacía algunas preguntas que, estoy segura, estaban dirigidas a terminar de decidir al macho enclenque, por ejemplo:

¿No será lindo cuando tu novia se dé cuenta de lo que perdió y vuelva arrastrándose hacia ti? Eso te gustaría, desgraciado. Sos un sádico si eso te gusta, un infeliz si lo lográs comprando un manual para hacerlo, y encima te vas a aburrir de que te den siempre la razón, y después la vas a dejar a la chica, y ella va a comprar un libro para recuperarte y al final del cuento, el sapo quedará sapo, la princesa quedará sola y los autores de manuales de conquista quedarán ricos.

¿Cuánta diferencia hará en tu vida cuando le muevas el piso, y no sólo todo vuelva a la normalidad, sino que la relación esté funcionando mejor que antes? Si volvieron alegráte con lo que tenés, estás en capilla, idiota. Y quemá ese librito que te compraste, porque si lo encuentra…

Me gustaría que te imagines por un segundo que tu ex novia te llama. Dice, “Lamento lo que estuvo pasando últimamente. Pienso en ti día y noche y quiero que vuelvas”. ¿Puedes imaginarte cuán excelente será eso? ¿Puedes? ¿Puedes dejar de tocarte las partes íntimas -y acaso desérticas- mientras te lo imaginas? ¿Puedes? No, por eso comprarías este manual, porque sos incapaz de dejarte tranquilo la lombriz …

Será por tí, será por mí

Hace sólo un día que murió un músico de rock local que, en mi ignorancia, no pensé que fuera a ser tenido en cuenta por tanta gente. Pero es una época de héroes accidentales y hasta inesperados, así que no es tan raro, pensándolo bien.

Mientras tanto, en la calle, los ídolos trovadores no pueden hacer nada más que usar sus superpoderes para ponerle palabras y melodía (a veces con bronca, a veces sombría) a los eventos cotidianos que nos gustarían que volvieran a ser noticia: asesinatos, violaciones, ataques constantes a gente inocente que nada entiende y nada tiene que con un conflicto armado como el actual.

Los chicos, con la infancia en juego y la inocencia lastimada; las mujeres, que ya no lloran de pena, sino de rabia; los hombres, que ya no saben distinguir entre defender y atacar, porque la línea es muy confusa ya. “Si no protejo yo a los míos, nadie más lo hará”, y dicho esto ahí van, con el alma en la mano, y un arma en la otra.

Y está bien. No suena bien, no se ve bien, y ni siquiera queda bien decir que está bien, pero es inevitable. Porque, si fueran tus hijos los que están en peligro, ¿no harías lo mismo? Si fuera tu mujer la que podría ser violada, o tu hija… Decí con honestidad: la violencia es brutal, pero, ¿y si de eso dependiera la vida de tu familia? ¿Cómo reaccionarías si realmente te importara el cuerpo al lado del tuyo?

En la violencia no se puede vivir, crecer, jugar ni sembrar nada que no sea violencia. Y van a salir a decir, moralistas y sabiondos, que históricamente las cosas han sido cíclicas, que los ganadores son éstos, que perdieron antes… que es todo un gran trenzado de resentimiento y tristeza. Que la palabra escrita ya no vale de mucho, que la palabra de honor es algo liviano que se deja manosear.

Bueno, quizás eso último lo agregué yo. Será porque veo que se repite la historia y que en la televisión y la radio escucho las mismas peroratas sobre temas cada vez menos humanos y más irracionales. Nos alegramos porque acá no hay una guerra declarada, pero, ¿saben qué? Nos declaramos la guerra a nosotros mismos hace tiempo, con nuestra pose de autosuficientes y un odio alimentado de impaciencia.

Desde que tengo uso de razón hay guerra en el Medio Oriente y delincuencia extrema en el conurbano. Con el tiempo, aprendí que era además pobreza extrema, y exclusión extrema, y que el odio que circundaba era más ignorancia orgullo infantil que un verdadero planteo social. Un planteo político seguro, pero social… lo dudo.

Lo más triste es… Que podría estar hablando de Medio Oriente lo mismo que del conurbano bonaerense. Entonces, ¿qué será de nuestro cuerpo alado?

Laura Aceto dice...

Aquí Laura Aceto, la mina más hinchapelotas y dolordehuevos que tu (casi ex) novio pueda haber conocido en la vida. A mí me venís a contar las cagadas cuando ya se las mandó él, o vos… pero seguro que a él le pican las orejas cuando nosotras hablamos.






Estaba chequeando mis mails cuando advertí un aviso, de esos que les llamamos “correo basura”. Más que un spam, era una entrada a la dimensión masculina desconocida en la que creo que ningún hombre querría que una mujer entrara, y no estoy hablando de un sitio de porno gay.







La cosa es así: un tal John Alexander escribió una suerte de compendio del macho negado a que se le piante su ‘hembra’. La obra en cuestión se titula Cómo recuperar a una mujer en 30 días o menos, y creo que el título es ilustrativo por demás.






A continuación, Mujeres mías, perras de corazón tibio y concha caliente (y hombres interesados en comprar el libro), me tomé la delicadeza de acotar sólo algunos de los pasajes del libro:






El Sistema de seducción de cinco pasos que te lleva de tomar una inocente taza de café con tu ex novia... a tenerla gimiendo “Te quiero dentro mío ahora” mientras te arrastra a la cama... ¡en sólo una noche! (Página 88) Hombre, deberías saberlo, con las mujeres nunca hay una “inocente taza de café”, por más mosquita muerta que sea. Si vamos a tomar un café, es porque algo queremos.






Cómo una mujer puede decir “Quiero pasar el resto de mi vida contigo” un día y romper al siguiente. Descubre exactamente lo que está pasando por su cabeza. (Página 33)
Se llama tener “el período”, “el asunto” o más científicamente: la menstruación. No es nuestra culpa ser cíclicamente culpógenas. Un llamado a la solidaridad: si algunos de uds. sabandijas consigue entender qué diablos pasa exactamente por la cabeza de una mujer, ¡háganoslo saber! A veces, simplemente no lo sabemos. Somos seres humanos que perdemos el hilo de la cuestión, igual que los hombres, pero con menstruación.






Por qué te dejó en primer lugar. Una mujer sólo deja a un hombre por una de cuatro razones. (¿En cuáles se incluye tu ruptura?) Averigua esto, y tendrás otra clave para recuperar a tu novia. (Página 25) Lo admito: muero por saber cuáles serían –para el autor- esas 4 razones. Espero que “ser manipulador” esté entre ellas, porque ése sería un buen motivo para dejar al sotreta que lea este manual.

Por qué nunca deberías... bajo ninguna circunstancia... siquiera lloriquearle a tu ex acerca de lo triste que estás ahora que rompieron. (Página 13) Respuesta: porque es patético, miserable, un poco desagradable, para nada efectivo (salvo casos enfermizos), cargoso y encima de todo es vergonzoso para él y ella.






¿Alejaste a tu mujer al ser celoso e inseguro? He aquí una poderosa táctica psicológica que puedes usar para revertir el daño y solucionar el problema para siempre. (Página 37) Sí, se le llama crecer!!!






La verdad acerca de las relaciones a larga distancia. Las tácticas correctas para recuperarla pueden ser engañosas para estas situaciones especiales, así que asegúrate de no arrojarte de cabeza apurado hacia el fracaso. (Página 108)

Ok, párrafo aparte: Los besos se diluyen en el agua (de río, mar u océano), o se pierden en la fibra óptica de Internet. Las caricias no pueden ser diferidas, porque sino no surten el mismo efecto. Además, no se puede extrañar tanto a una persona porque se la empieza a idealizar y cuando se la vuelve a ver ya no es lo mismo, lo que está muy bien… se llama avanzar.





Lo que quiere decir realmente una mujer cuando dice... “Necesito tiempo”, “Necesito espacio” o “No quiero un novio en este momento”. (Página 34) A veces, mis queridos caballeros en desgracia, en realidad significa: “Necesito tiempo”, “Necesito espacio” o “No quiero un novio en este momento”.
Bueno, para ser justa, hay veces en las que no decimos las frases completas. O sea: “Necesito (que no vuelvas en todo el) tiempo (que me quede de vida”, “Necesito (que me devuelvas mi) espacio”, y finalmente: “No quiero (tenerte de) novio (a vos particularmente) en este momento (o nunca, jamás)”.





¿Se entiende?
Mañana, siguen las acotaciones al pie del libro “Cómo arrastrarme conservando cierto decoro”.



Saludos, mortales terrestres y diosas del infierno.

Año nuevo, vida vieja

Vamos a sacar los clichés del medio:

Sí, comienza un nuevo año… lo que significa que otro terminó un segundo antes. Sí, es un buen momento para establecer metas nuevas, renovar las viejas y empezar la dieta.

No, el mundo no va a explotar como una bomba de tiempo apenas el reloj llegue a la hora cero del 1ro de enero de 2009, así que no hace falta hacer reuniones, comidas o cocktails de fin de año con la excusa de “verse antes de que termine 2008”.

La crisis alimentaria no se prevé sino hasta dentro de otros 50 años, con lo cual no se explica la cantidad de comida –y de bebida- ingeridas por los festejos de fin de año: no es necesario hacer abastecimiento estilo camello.

Sí, el 1ro de enero es un día ideal para poner la cabeza en blanco y no pensar demasiado en las cuestiones mundanas (como preguntarse “¿Cerré el gas?” cuando ya se transita el kilómetro 300 desde el obelisco).

Lo que tenga que explotar, explotará, y las plantas que deban secarse, se secarán y la persona a la que le diste las llaves para que las riegue hará fiestas todas las noches en tu casa… y la hará explotar.

¿Por qué existe esa cosa cíclica del despedir el año y empezar uno nuevo, y de traspasar las metas no cumplidas de un año otro? Quizás sea porque el número uno del mes uno es una promesa intacta de que todavía está todo por hacerse.

Cualquier momento es bueno para cambiar de gente, ámbitos, trabajo o hábitos. No hace falta esperar al primer día del año, pero lo esperamos con ansias de todas maneras, más que nada para renovar la eterna promesa de que “éste año lo voy a lograr”.

Supongamos que mis metas fueran conseguir un trabajo estable, además de lograr colaboraciones, viajar a nuevas lugares, vencer la inercia y participar un poco más de la vida cultural y bajar los 50 kilos que habré subido durante las fiestas…ok, eso último es imposible, así que voy a agregar una más posible, digamos, aprender un tercer idioma –algo como el griego.


Bueno, éste es mi día uno, del mes uno, del noveno año del primer siglo del tercer milenio. Vamos a ver qué pasa en el segundo.