La burbuja que explota

Era una noche de viernes cualquiera en la ciudad de Buenos Aires, de esas ideales para salir a comer y volver caminando despacio. La calle elegido fue Soler, en Palermo, y la conversación venía a colación de temas coyunturales como el precio del dólar, las inversiones que pueden realizar los trabajadores de clase media y el mercado -y la burbuja- inmobiliaria existente.

Se nos iban las cuadras debatiendo sobre si el mercado inmobiliario se verá afectado a mediano plazo o se acomodará a las circunstancias y se pesificará. De pronto escuchamos el sonido sordo de un golpe y otro más, pero agudo, que correspondía a los vidrios de un auto cayendo sobre la vereda de enfrente.

Recién entonces reparamos en que la moto que se había subido a la acera no era de un delivery de comida, sino de alguien que esperaba a un tipo que estaba estirando su brazo hacia el interior del auto que acababa de perder un vidrio de su ventana. Nosotros apuramos el paso, reacios a quedarnos a ver y aprender una nueva ocupación.

Jamás sabremos si el muchacho que paseaba a su caniche en la esquina siguiente vio lo mismo que nosotros, pero una cosa nos quedó en claro: hacemos futurología cuando se trata de la burbuja inmobiliaria, pero hay otras burbujas que se rompieron hace rato.

No me voy a hacer la sorprendida después de haber visto a dos tipos robando el estereo de un auto en Palermo, sobre todo porque no es la primera vez que escucho que la alarma de un vehículo dispara en medio de la noche.

Lo que me hizo gracia fue el contraste entre el tema intangible que veníamos discutiendo (o intentando razonar) y lo real de la escena que transcurrió en la vereda de enfrente. Literal y figurativamente.


La historia de amor del periodista y su bella dama

Muero de la intriga. ¿Por qué negarlo? Es la segunda semana consecutiva en la que aparece un mensaje de amor enigmático en la revista Paparazzi, que llega todos los viernes a la redacción del diario en el que trabajo. Los textos no revelan prenda alguna sobre el asunto, como corresponde a la sección chimentera "Dicho al oído", y es muy similar en ambos casos.

El primer mensaje del Periodista (lo escribo con mayúscula a modo de nombre propio) apareció en el número del 21 de septiembre. Como si fuese a renacer el amor con la llegada de la primavera, parece que el colega en cuestión se animó a mandarle "un saludito" a una misteriosa mujer con la que, según parece, tuvo un acercamiento en el pasado.

Pero las sonrisas, y las citas, se discontinuaron entre el colega querendón y su "chica preciosa". Sin embargo, nuestro héroe del amor literario parece estar influido por Gabriel García Márquez e inició lo que parecería ser una serie de cartas "ablandadoras" al mejor estilo Florentino Ariza en "El amor en los tiempos de cólera". Lo banco.

El viernes pasado, 28 de septiembre, en la misma sección de la revista apareció un mensaje muy similar al de la semana anterior. El texto, de cuatro líneas en vez de cinco como la primera vez, mencionaba a nuestro Periodista y a una "linda mujer" que estuvo un poco "dura" esta semana. 

Si el mensaje trata sobre la misma mujer, misteriosa y cautivadora para nuestro estimado cagatintas enamoradizo, se ve que le ocupa menos líneas esta semana, y que "bajó" de categoría y pasó de ser "preciosa" a ser "linda".

Existen dos opciones, creo yo: la primera es que el Periodista en cuestión haya decidido ser más sutil y menos arrojado en su segundo intento por captar la atención de quien podría ser una lectora o una compañera de redacción (¿se dan cuenta de que no puedo parar de elucubrar?).

La segunda opción es que se trate de un típico caso de macho enamoradizo y disperso, con poca paciencia para conquistar -o reconquistar, como en este caso-, lo que es un punto en contra: la paciencia es la clave para ganar la guerra del corazón.

Sino me creen, basta con mirar a Florentino Ariza, que se gastó toda la tinta de Colombia con tal de recuperar a su Fermina Daza. Por eso le quiero decir al Periodista enamorado que asedia a la o el encargado de "Dicho al oído" para que le dé una mano para reconquistar a su chica: volvé a las cinco líneas y al "preciosa".


PD: En caso de tratarse de alguna pareja famosa recientemente separada y con un Periodista como protagonista.... Tiren nombres, ¿quiénes pueden ser? ¿¿Monchi balestra y Julieta Camaño??

Pájaros volando

Just because you came across a huge colony of penguins it doesn't mean that all birds can't fly.

It means there's a whole bunch of birds that can't fly. So forget them and watch out for the ones that can.

Tengo telarañas en la cabeza

La palabra "red" es genial por lo versátil. En primer término es un "aparejo hecho con hilos, cuerdas o alambres trabados en forma de mallas, y convenientemente dispuesto para pescar, cazar, cercar o sujetar", según la define la Real Academia Española, pero también es "un conjunto de elemento organizados para un determinado fin".

En el caso de mi presencia en las diversas redes sociales que flotan en la ventolina cibernética, es más como una telaraña o como las redes de un barco pesquero que me atrapan y me enredan que el aceitado mecanismo por el que el mensaje que vuelco en una comunidad online va a repetirse hasta el infinito, o hasta que estén actualizados todos los perfiles que tengo en las otras.

Hasta el momento tengo perfiles en Blogger, YouTube, Tumblr, Pinterest, About.me, Twitter, Instagram, creo que en Scrib, en LinkedIn y en Facebook, donde solía tener uno como Mafalda Chan, pero lo di de baja. También hice uno en Hi5, pero por suerte nunca lo usé, y tuve la lucidez de moderarme y evité registrarme en Flickr.

Confieso que mi entrada a la web social fue vía Fotolog en 2005, o antes. Mi punto, ahora, es simplemente lanzar la siguiente pregunta: ¿quién tiene ganas de hacerme de Comunity Manager? Porque, la verdad, vuelvo a leer la lista de redes sociales en las que estoy registrada y me doy cuenta de que son demasiadas para que pueda mantener una imagen uniforme en el ciberespacio.

Reconozco que uno no es de la misma manera en cada ámbito de la vida. Basta con ver a todos los "tigres" de la oficina que se convierten en gacelas en sus hogares. O al revés. Por eso no debería extrañar a nadie que nos expresemos de manera distinta según en qué red social estamos pululando.

El ingenioso va a Twitter; el creativo a Pinterest; al jocoso se lo ve en Tumblr, al verborrágico se lo soporta lee en Blogger o Wordpress (hum... ¿no tendré un Wordpress también?) y así por toda la eternidad, con el tierno y espontáneo en Instragram y el chismoso o nostálgico en Facebook y el amante de la fotografía en Flickr.

Incluso creo que algunas de las redes sociales repiten sus "funciones" o la utilización práctica que tienen son muy parecidas. Con el correr de los años unas fueron "tomando prestadas" las características de las otras y ahora podemos hablar de varios "Time Lines" y grupos en diferentes sitios.

Para los interesados en pasar currículum o darse a conocer laboralmente ya no basta con un LinkedIn o About.me, también vale adentrarse en las otras redes. Y siempre están los antisociales que buscan a las más fallidas con tal de no cruzarse con nadie del mundo físico, ni del otro (¡hola, usuarios de Badoo!).

Es una suerte que Google haya comprado la mayoría de las redes sociales en las que estoy registrada, porque sino encima de intentar hacer mi imagen online uniforme tendría que recordar aún más contraseñas y nombres de usuarios.


Update: estoy pensando en dónde más voy a publicar esta entrada. ¡Maldita la hora en la que di de baja mi perfil en Networked Blogs!

Update II: Goodreads!! Tengo Goodreads! Sí, cuando termino de leer un libro subo una breve reseña a ese sitio. Y lo mejor es que entro con facebook. Lo peor es que entro con Facebook.

Update III: Google +. Sí, G+ sigue vivo, no sólo en nuestros corazones sino también agazapado en una esquina de nuestras bandejas de entrada de Gmail.

Ecos

Quedarse en la cama


BedBed by David Whitehouse
My rating: 3 of 5 stars

"Bed" is not a lazy novel. Author David Whitehouse, a journalist like myself, manages to invent an entire universe around a morbidly obese middle aged man called Malcolm, who keeps time still by not changing a single thing in his life.

What is different about Whitehouse's novel is that it draws attention to what goes on behind the story of a morbidly obese man. I mean, sure you can read about "mountain - people" in the bizarre segment of a sunday tabloid, right? But this book is about his familiy and friends.

[Spoiler alert]

"Bed" is not a novel about a morbidly obese man. It shows how a family and a community are affected by the decition of one of its members to never get out of bed ever again for as long as he lives.


View all my reviews