Elegir poder elegir

Hace casi un mes que la República de Irlanda se convirtió en el primer país del mundo en legalizar el matrimonio igualitario por votación popular. Esto significa que la población participó de un referéndum para determinar si la unión de parejas del mismo sexo tendría jerarquía constitucional.

El pueblo votó y ganó el sí por %62,1 contra el %37,9 del no con un poco más del %60 del padrón cubierto. A pesar de su larga tradición católica, Irlanda le dijo "sí, acepto" al matrimonio igualitario.

Sin mover un dedo ni ir en contra de la tradición católica que hace a la identidad de su pueblo, la clase política irlandesa se sacó de encima el peso de tener que negociar que haya una ley de matrimonio igualitario (el debate estaba bastante estancado) y le pasó esa responsabilidad a los votantes.

Ese ejercicio electoral fue un "win-win" para todos, casi sin costos políticos y con plena aceptación del resultado -después de todo, votó el que quiso lo que quiso-.

Me pareció genial, y sin embargo no veo que se repita la experiencia en otros países del mundo donde existe el plebiscito, por ejemplo, en la Argentina. Claro que la Ley de Matrimonio Igualitario se promulgó en nuestro país el 15 de julio de 2010, así que ya cruzamos ese puente.

En vez estamos ante otro debate pendiente: el aborto legal, seguro y gratuito en hospitales públicos de todo el país (yo agregaría a los centros de salud privados también, pero vamos de a poco).

Digo que es un debate pendiente porque existe una voluntad política de silenciar toda posibilidad de tocar el tema a nivel legislativo. El aborto legal, seguro y gratuito no figura en el Código Civil que entrará en vigencia el 1° de agosto de 2015.

Por ahora es más esperable encontrar la palabra "aborto" en el Código Penal, lo que obviamente se traduce en la criminalización de cualquier mujer que quiera interrumpir su embarazo. Limita, vamos a decirlo, las libertades individuales de una porción significativa de la población de la Argentina.

Los proyectos de leyes boyan por los recintos legislativos, o rebotan como pelotas de un bloque partidario a otro. Y se evita el escenario "win - win" de dejarle al pueblo decidir si está listo como sociedad, o no, para tener una Ley del Aborto.

Me doy cuenta de que hay leyes que tienen que salir sí o sí, y pienso que esta es una de ellas. Pero como es un tema tan delicado, según dicen, me parece valioso ver la voluntad popular reflejada de manera directa y sin filtros en las urnas.