Balanza06.doc

Como estuve todo el año escribiendo bajo el mandato de la facultad, ahora que se acabaron las clases y que me encuentro oficialmente desempleada (después de tan sólo una semana de trabajo), me siento a escribir y no sé muy bien cómo empezar. No sé siquiera si tengo ganas de escribir, o si hay algún tema en particular que me gustaría tocar.
Algunas de las cosas que aprendí este año fueron: a escribir con letra courier 12, doble interlineado; que en el lapso de 4 horas se pueden hacer muchas cosas e ir a muchos lugares. Aprendí que hay veces que a esos lugares se llega más rápido caminando, y que las líneas de colectivos son casi tantas como las calles de esta ciudad.
Este año aprendí a contar las líneas cuando escribo, para que me queden todos los párrafos iguales. Además, aprendí a no usar tantos adjetivos: con contar lo que veo ya se entiende la idea, lo que es más efectivo que usar una palabra que haga que se necesite un diccionario.
Aprendí a corregirme sobre la marcha, no sólo cuando escribo, sino también al hablar o actuar. La sutileza sigue sin ser mi fuerte, pero bueno, qué se le va a hacer. Por lo menos ahora lo tengo asumido. También asumí otras cosas: compromisos laborales, tratos conmigo misma, promesas para con los amigos…
Me retiro de este año con la cabeza en alto y satisfecha de haber logrado algunas de las cosas que me propuse. Otras quedaron colgadas, es cierto. El registro para manejar es una asignatura pendiente, pero terminé el primer año de facultad de mi vida y lo más curioso es que ya quiero que llegue el próximo (¿?).
Este año se me dieron las cosas. No sé si fue por alguna de las cábalas de la fiesta de Año Nuevo de 2006, o porque me puse las pilas para agilizar el trámite. Lo cierto es que ya estoy saboreando 2007… estoy haciendo planes y dando por sentado que voy a poder llevarlos a cabo. Parece que esto de ser optimista da resultado.
Ya llegaron las visitas de fin de año, otra cosa que favorece mi buen humor. Es verano y no tengo planes, ni de vacaciones ni laborales. Ojalá encuentre algún currito veraniego, después del currito navideño que me cansó un poco pero no lo suficiente como para cambiar de idea. Todavía estoy esperando que me paguen, pero esa es otra historia.
Estoy terminando la página dos de este documento de word y todavía no sé sobre qué estoy escribiendo. Igual, no importa, porque con esto de que tengo teclado nuevo puedo escribir horas de horas sin cansarme, total no hay que hacer tanta presión sobre las teclas para que escriban.
Ayer terminó la etapa 1 de “Las Fiestas”. La pasé mejor de lo que esperaba. No me atiborré de comida, ni me mamé hasta ver doble. Estuve con gente que quiero y también con gente que no tenía muchas ganas de ver, pero bueno. Supongo que este es el famoso Balance de Fin de Año… ¿no?

¿Vieron cuando uno cumple años y la gente empieza a comentar cosas sobre el día en que uno nació?

En este caso, según me imagino, sería algo así:

"Me acuerdo que cuando vos naciste hacía un frío terrible, era de noche y estábamos ahí de casualidad... por lo del censo, como todos los demás. No había lugar para un alfiler en ningún hostal. El pueblo entero era un campamento. Al final terminamos en ese pesebre. Querido, ¿te acordás del buey no quería ceder su espacio? Hasta que me vio y no sé... creo que entendió, o quizás se apiadó, pero lo cierto es que se movió él solo. El cielo era una sola nube violácea de esas que se vienen cargadas de frío, pero para el momento en que naciste vos la nube se había disuelto y el cielo era azul profundo salpicado de estrellas. Me acuerdo que te dormiste sobre mi pecho, tranquilo y manso, durante una lluvia de estrellas que parecía darte la bienvenida al mundo. En seguida supe que ibas a cambiarnos la vida de un modo inimaginable…"

Otra cronica de otra lluvia

Pasaron 42 minutos desde que el reloj digital de la computadora diera las cuatro de la madrugada. Se escuchan a lo lejos el paso del camión recolector de basura, el aletargado transitar de los colectivos que recuperan su frecuencia diurna y el canto de las primeras aves de la mañana. No pasa gran cosa a estas horas, pero la melodía de los pájaros sirve de preludio al alba.


Un chaparrón de gotas gordas empieza suave y luego aumenta su caudal. Cae sobre la ciudad y arrulla a los insomnes, la que escribe incluida. Un momento antes de que salga a escena el sol, actor principal del día, la lluvia refresca la calle, las veredas, las terrazas y por sobre todo, el aire. Esto permitirá que se renueve la atmósfera después de tantos días pegajosos.

JazZ Calleja en la Plaza San Martin




Grupo de jazz que encontramos con Leo y Fran el domingo pasado en la Plaza San Martín, en el barrio porteño de Retiro, HSH.