Beside you (ironía pop)

Logra que los cubos de hielo se desbaraten en el fondo de su vaso con un ligero movimiento circular de su muñeca. Da otro sorbo con los ojos cerrados y siente cómo se calienta el fondo de su garganta. Recuerda que el whisky no es su bebida favorita, pero es un gusto adquirido.

Suspira hondo y pausado. Se acomoda con los codos sobre la barra y mira impávido  y complacido el fondo del bar. Volvió la pareja que hace dos semanas se peleaba a los gritos. Esta noche se están matando a besos. A él parece que ya no le duele el moretón que le dejó el cenicero en el ojo.

Llegó también la rubia que viene todos los miércoles a la misma hora, pasadas las 11. Algunos lujos son inalcanzables, piensa él, pero en el caso de ella podría darse. Siempre está a punto de romper el silencio, pero algo lo detiene. Se prende un cigarrillo. No sabe qué es.

Detrás de la barra, Lucas sonríe cómplice porque él ya le contó mil veces la estrategia con la que terminaría desnudo en la cama de la rubia. Nunca la probó, pero al menos en la teoría es el crimen perfecto. Un buen oído y una palabra correcta en el momento preciso son los mejores atributos para un hombre.

El último trago de whisky es frío y tiene poco gusto. Está diluido. Piensa en las veces en que se deshizo en halagos por mujeres que no valían la pena. Piensa en las veces en que dejó hablando solas a las que sí lo querían. Cuesta mucho tiempo, plata y ganas querer a alguien.

Aún así, le cuesta poner en palabras por qué prefirió un lugar en la barra y la compañía circunstancial de otros clientes asiduos a sentarse en una mesa con una de ellas. Lucas le cuenta historias de cuando era pibe y vivía en Colegiales, y él siente que está asistiendo a clases magistrales para sabios de la calle.

En su perra vida pisó la calle. Sabe que no conoce el fondo, que nunca durmió en el zaguán de nadie y que siempre tuvo a quién pedirle prestado cuando las cosas no funcionaban bien. Pero se siente un aprendiz perfecto mientras escucha atento al encargado del bar.

"Romeo... Ay, Romeo, que se clavó un puñal por amor, ¿y qué sabía el pobre tipo si Julieta valía la pena?", pregunta Lucas cada vez que lo ve encorvado sobre la mesada. Toda la vida compartiendo el nombre de un amante fallido era una carga poco agraciada. "No sea cosa que te copies", le dijo una vez su maestro.

Imposible no hacer caso a su llamado de atención. Preferible seguir sentado en la barra del bar, mirando a la rubia de reojo cuando se desabrocha el abrigo y se deja caer en uno de los sillones contra el ventanal. Mejor evitar ser como la pareja que pasa de los gritos y los cenicerazos a los besos apasionados.

Mantenerse al margen urdiendo un crimen perfecto implica estar atento para dar el gran golpe sin morir en el intento.

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