Mi increíble capacidad para...

Pedir un deseo de Navidad y después echarlo a perder.
Pasar 30 horas despierta y quedarme dormida cuando tengo que reaccionar.
Llorar x la leche derramada.
Sacar la mierda para afuera cuando todo el mundo mira.
Exasperarme conmigo, en vez de corregirme.
Llegar tarde a todo, a todas partes, a todos.
Dejar en banda a quienes quiero y tener el despreciable hábito de apelar a la indulgencia de ellos.
Caminar durante cuadras para tomarme el bondi metros antes de llegar.
Perder los bondis, trenes y subtes. Todos. Helicopteros también.

Estoy lista para dejar ir el 2009. Mi única resolución de Año Nuevo, he decidido, es ser otra persona. Una que no deje que todo se vaya a la mismísima mierrrda.

Sushi con champán




Interior - Casa - Noche

Madre e hija cenan. La primera come una palta con salsa golf mientras termina la última botella de vino tinto que quedó de las fiestas. La segunda degusta una porción de sushi estilo "Nueva York" con el final de una botella de champagne.-

Mamá Chan: Qué silencio... Había hambre en Rusia...

Mafalda Chan: Está muy rico, queda bien con... ¡mirá, estoy comiendo sushi con champán! (exclama, y deja caer los palillos con los que estaba intentando agarrar un escurridizo roll ensalsado en soja)

***

Sin intenciones políticas ni ideológicas de por medio, mi revival culinario estuvo bueno.

Mamá Chan pide fuegos artificiales

Interior - Noche - Comedor

Mamá Chan y la que suscribe compartían una comida frugal en la mesa de su casa.

Mamá Chan: ¿Y te toca trabajar el primero de enero?

Mafalda (sonriente): Sí, ¡pero a las diez de la mañana, no a las siete!

MC:  ¿Y de qué pensás escribir? ¿Los informes de todos los accidentes por pirotecnia (sic)?

M: Sí... (contesta, concentrada en su lechuga mustia y sobre condimentada)


MC: ¿Y ya preparaste el "dibujo"?

M: Hmm... ¿Qué dibujo?

MC: El dibujo... para cuando abrís la página, que los lectores vean algo... ¡No sé! Una cañita voladora que explote cuando entrás... (gesticula con sus manos como si los dedos fueran los rayos de la citada pirotecnia acercándose a su cara).

M: ¿? (mira a mamá Chan, que le devuelve la mirada sonriendo)

MC: Claro, un cartel que diga "Feliz 'veintediez'"; le van a decir "veintediez" a este año, vas a ver...

Si Mamá Chan lo dice... ¡Feliz veintediez para todos! :)

¿Se acuerdan de "Los pájaros"?


"Interrumpimos este nutritivo almuerzo a base de Paty y puré para comunicarlas últimas noticias... Medio millón de pájaros ha invadido Sacramento..."





Nada que ver con el Espíritu Santo. Como sacados de una película de Hitchcock, una bandada de pájaros invadió hoy la ciudad de Sacramento, al sur de California, Estados Unidos. Según el omnipresente You Tube, unas 500 mil aves sobrevolaban a las afueras de la localidad en lo que se parecía más a un cardumen fluctuante o una plaga de langostas rabiosas que un grupo de pájaros de esos que viajan prolijamente haciendo la "V".



Tal parece que se trata de pájaros invasivos que viajan en enormes bandadas, listos para anidar en cuevas, en "cavidades", donde usurpan los nidos de las especies de pájaros autóctonas. Se supone que rompen los huevos de las aves locales, como los pájaros carpinteros, para darle lugar a los de su propia clase. No, no estoy ficcionalizando, los escuché en TN (¿?)

Como sea, mi atención se desplazó desde el video hasta la película de Alfred Hitchcock, basada en una novela de la no menos notoria autora francesa Daphne du Maurier. En esa historia, sin música ni colores pero con un suspenso magistral, los pájaros atacan a la población, más precisamente a un grupo en particular, creando una puja de poder (adivinen quién gana).

La historia que Hitchcock llevó al cine se desarrolla en la ciudad de San Francisco, mientras que en éste caso, el escenario es la ciudad de Sacramento, al sur de Frisco. Esa es una buena diferencia, ah, y otra es que creo que ésta vez nadie los provocó.





El final es el principio (de la bacanal)

Breve reflexión mientras se hierven las papas y agradezco al Señor Raid por haber inventado, producido y comercializado con tanta dedicación las tabletas antimosquitos:

Ya es fin de año y con una felicidad absoluta en un momento de éxtasis (producto de meses de terapia , un invierno plagado de crisis y muchas dosis de Alplax) todos, pero todos, se acuerdan de cobrar ese viejo vale social del "A ver cuándo nos juntamos, ¿eh?", lo que da lugar a las interminables reuniones "de fin de año".

Llega diciembre y todos los grupos sociales se reactivan con la consigna de fijar reuniones para celeberar que se acaba el año, que vienen las vacaciones (sólo para la mitad, ya que el resto sale en febrero, marzo, o busca en Wikpedia qué son) y para ponerse al día, porque claro, nadie se mantuvo en contacto con nadie durante los últimos 12 meses.

Pero pensemos en esto un momento: La última hoja del calendario cuante con escasos 31 días, entonces, ¿cómo acomodar las fechas para que no se superpongan los eventuales exámenes finales, las escapadas de fin de semana, las reuniones laborales o familiares, los actos de fin de año en los colegios y las empresas (la lista sigue...)

Simplemente no le encuentro sentido. Por qué es que, si en todo el año no se reunieron las ex alumnas de la escuela de macramé a la que asistí hace dos años, ahora resulta que me veo en el compromiso de ir a su cena de fin de año... y eso que ni squiera hice macramé. Ok, ese es un caso extremo.

El punto es: no entiendo las reuniones de fin de año. Entiendo las fiestas para descomprimir la tensión cuando ya cerraron los balances de la empresa, o hacer una juntada general para tratar de ponerle onda al pelotazo de tener que estar encerrado en una oficina con 40 grados de calor, pero eso de reactivar grupos sociales al sólo efecto de verse porque se acaba el año...

No sé, quizás es que no tengo ese complejo de "Apocalipsis - se -acaba - el - mundo", pero quiero tomarme el poco 2009 que queda con mucha calma y mandarlo, perdón, despedirlo, lentamente hacia el pasado. Acto seguido, pretendo montar un circo romano en el balcón de mi casa para celebrar la llegada de 2010, por el sólo hecho de que es un nuevo año.

Suena lógico, ¿no?

¿Por qué hago lo que hago?

"Ama y haz lo que quieras", dijo un tal Agustín de Hipona.

El Todopoderoso Wikiquote agrega: "Ama y haz lo que quieras. Si callas, callarás con amor; si gritas, gritarás con amor; si corriges, corregirás con amor; si perdonas, perdonarás con amor. Si tienes el amor arraigado en tí, ninguna otra cosa sino amor serán tus frutos".

Tengo la sospecha de que el autor en cuestión se refería a un tipo de amor más sustancial, profundo y real. No pretendo filosofar sobre qué es el verdadero amor, en parte porque sino los que me conocen en persona se van a reír mucho. Sólo quiero comentar algo sobre esta cita.

Un día, hace algún tiempo, elegí querer y desde ese momento no elegí nada más. No podría elegir otra cosa, ni tendría sentido. Hay cosas que las hago porque quiero. No por egoísmo o porque me convenga, sólo porque quiero.

Es probable que haya metido la pata más de una vez gracias a mi inexperiencia, pero al menos puedo decir que ya aprendí, ¿no? El problema con amar (ya sea a personas, lugares, causas, o lo que sea) es que los resultados son abiertos y a veces uno no puede tener lo que quiere. Ouch.

"Toda la gente te enseña algo bueno", me dice, y le encuentro razón. Todas las personas me dejaron un libro y un cuento, y ahora que lo tengo sentado frente a mí le escucho decir las cosas que diría yo, y las cosas que jamás pensé que diría él.

Y me explica que la peor forma de represión es la que uno se impone, y que uno puede ser cruel con uno mismo y traspolar esa crueldad a otros, a los que más se le parecen. Me dice que lloró, mientras que ahora la que llora soy yo (las lágrimas vienen con el paquete, así como las vacaciones vienen de la mano del trabajo).

En ese entonces ya había decidido hacer las cosas porque quiero. Por eso me fui, y por eso ahora volví. Algunas ofensas prescriben, por decirlo de algún modo. Lo hacen justo cuando baja la calentura y entra la tristeza. Cuando es más grande el dolor de extrañar que el alivio de haber dicho "basta".

"No puedo arreglarlo más que con hechos", me dice. Es una conversación de locos en donde él intenta explicarme las cosas que yo siempre intento explicar. Que si me equivoqué sólo puedo enmendar mi error con hechos... "sólo si me dejas", agrega. Sólo si me dejás puedo hacer algo.

Será que después de todo sí es divina ciencia el saber amar, o sus derivados: respetar, acompañar, ayudar, enseñar, extrañar, perdonar o esperar pacientemente a que a uno lo perdonen.

***


No, no fumé nada, ni me volví hippie. Ya puedo escuchar un par de "así te va", pero denle el beneficio de la duda a Agustín, no lo descarten sólo porque haya sido el fundador de una congregación religiosa, Santo y Doctor de la Iglesia Católica (ja! ya los vi haciendo arcadas sólo por leer lo último).