El hombre perfecto

Con el último atisbo de lucidez, antes de que el inductor de sueño empiece a apalear mi insomnio, intento volver a la conversación de esta mañana, sobre cómo sería el hombre perfecto. Tres mujeres, todas solteras y veinteañeras, daban su parecer. Yo era una de ellas.

(Si este texto resulta repetitivo o entreverado significa que me está dando sueño, lo que es muy bueno)

La discusión que mantuvimos en la oficina empezó a raíz de una situación hipotética, pero terminó en un lapidario "por eso están solteras". Se nos acusó de buscar la perfección en los hombres, más precisamente, en confeccionar una lista de requisitos que se ajustaría a un "hombre ideal" que es imposible, un sueño.


"¿Alto o bajo? ¿Rubio o morocho? ¿Con barba o sin barba? Que viva solo, que sepa cocinar, que sea soltero, sin kilombos con una ex, y que haya pasado los 30 años..."

Sí, la lista resultó larga y poco clara: tres mujeres, como dije antes. Imposible era que estuviésemos de acuerdo. Fue interesante que los hombres de la oficina agregaran ítems que habíamos dejado afuera, como el hecho de que el "hombre perfecto" tiene que saber cocinar.

Mientras escuchaba las opciones que disparaba el resto, caí en la cuenta de que jamás hice una lista semejante. Eso puede llegar a ser la razón por la que siempre termino donde no debo y al lado de quien no me corresponde. Pero siempre pensé que las cosas del corazón se movían al margen de planillas, cálculos o listas.

El hombre y la mujer perfectos son ideales el uno para el otro, y desastrosos para todos los demás. No se puede andar con una foto o lista del "chico perfecto" cotejando a cada hombre con esos valores. No se puede, a menos de que quiera terminar decepcionada.

"Lo que están describiendo es un gay", sentenció uno de nuestros compañeros. "La mejor relación entre un hombre y una mujer es cuando él es homosexual", aseguró, y enumeró mofándose: "Más de 30 años, soltero, que viva solo, sin problemas con la ex, sin hijos, moderno, que le guste la moda y Ricardo Arjona..."

Es el secreto mejor guardado: los hombres son los mejores amigos de las mujeres, a menos de que las deseen con locura y se les nuble el buen juicio cuando están cerca suyo.

Sigo mañana, ya tengo sueño- me espera mi hombre perfecto.

1 comentario:

Viquita dijo...

El hombre perfecto, es el perfectamente e indefectiblemente mandado a hacer para otra persona.
No sabemos lo que queremos. Yo encontré el hombre que había soñado toda la vida. Mirá donde terminé.

Dejémonos de boludeces, que si cumpliera con todo, encontraría la manera de demostrarnos que es la misma mierda que todos los demás