La posta de Víctor

Al final, Víctor, el encargado del edificio donde vivo, siempre tiene la posta. En serio. Por ejemplo, hoy estaba llegando a casa y apenas me vio se santiguó. "Hace bien", le dije con inusual buen humor.

Entonces, él me retrucó: "Hay tres cosas que no hay que hacer en la vida para vivir mucho". Me volteé antes de entrar al ascensor y le pregunté cuáles eran.

"No enamorarse, no ponerse nervioso y... no casarse", enumeró retorciendo sus dedos. "Uno puede llegar a vivir 200 años así", me aseguró Víctor.

Me reí bajito al entrar al ascensor, pero para cuando llegué a la mitad del recorrido logré comprender lo que había dicho. Sin mucha filosofía, sin rodeos ni poesía. Pragmatismo puro.

Lo que hay que evitar es perder la cabeza, y un poco la salud, ya sea por exceso o falta de amor. No hay que ponerse nervioso, porque si uno sabe lo que dice o hace va a salir todo bien y sino, no se hace ni se dice. Y casarse... bueno, eso da para un tema aparte.

Implica un compromiso de larga duración entre dos personas que podría extenderse, no sólo por los hijos sino también por los problemas con familiares, como tíos, primos, cuñados, suegros... unos nervios que pueden pudrir el amor.

Ahí está, esas son las tres cosas que no hay que mezclar nunca... que ni hay que tener, según Víctor. ¿Será cierto?

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