Las falacias bien escritas se hacen verdades

¿Por qué a la gente le encanta corregir lo que escribe otro? Es como si se despertara una maestra Ciruela dentro de cada persona que, ante la oración mal escrita, repara en los errores ortográficos y sintácticos en vez de prestar atención al mensaje detrás de la aberración lingüística.

Podría decirse que, por aproximación, el escribir con faltas de ortografía o de redacción se transforma en la versión gráfica de perder la razón por gritar o usar malas palabras. En realidad, hay veces en las que aunque la mayor parte del texto está bien escrito, hay un numerito, o una letrita fuera de lugar hacen saltar la térmica literaria.

Lo peor de todo no es que los “correctores ocasionales” corrijan detalladamente lo que otro quiso decir, aún si eso implica cambiarle el significado a la idea original (eso corre por cuenta del que escribió y no se hizo entender). El problema es que, al hacerlo, remarcan también la inferioridad del discurso del “autor” y la superioridad del propio.

Entonces, ya no importa quién tiene la razón, sino quién tiene más dominio de la lengua escrita. Quedan al margen los argumentos, sean verdades reales o aparentes. Si bien es cierto que las reglas de la lengua castellana están para ser respetadas, no creo que sea necesario tratar de bruto o mediocre a quien, en el afán de darse a entender, escribe como puede.

1 comentario:

Federico dijo...

Estoy de acuerdo con el último párrafo. Soy un corrector nato, pero porque me gusta que se escriba bien. Lo considero un arte que debe ser respetado. Por supuesto que siempre tomo en cuenta el sentido de la oración y luego puedo, o no, depende con quién esté tratando, marcar el error. No es una cuestión de ego, sino, yo lo veo como un acto de perfeccionismo. Por qué escribir mal, si se puede escribir bien y queda mucho mejor!

Saludos, buena reflexión.