Me tomo cinco minutos...

Yo lo que no entiendo es por qué la gente apura tanto. Entiendo que, al ser siempre la última en llegar, nunca me toque esperar, y aburrirme, media hora o más. Pero de todas maneras, no entiendo a la gente que te dice: “son las cuatro, apuráte”, y en realidad son las cuatro menos cinco, que es casi lo mismo, pero no es lo mismo.

Mi reloj despertador está ajustado con la hora que da el 113. Lo mismo el reloj y el calendario del celular. Cuando me quedo dormida (cosa que pasa seguido), chequeo el reloj de la “hora oficial”, y me la da una idea de cuán tarde voy a llegar. Entonces, me apuro, y llego tarde, sí, pero a la hora que yo predije que iba a llegar tarde. Y me reciben, claro está, con el predecible y redundante “llegaste tarde”.

Lo que me llama la atención es que la mayoría de las personas que me apuran, o que me hacen notar exactamente por cuántos minutos llegué tarde lo hacen “desde el futuro“. Así es: tienen sus relojes adelantados al menos cinco minutos. Algunos hasta diez. Al margen de ser una injusticia (porque no tengo modo de saber que ellos están viviendo “cinco minutos adelante” mío), es un poco preocupante el vertiginoso caminar de algunas personas por este mundo.

En realidad, no es que me esté excusando por llegar tarde sistemáticamente a todas partes: el ser impuntual es mi error, y el ser puntual es mi desafío diario y un trabajo que sé que me llevará toda la vida.
De hecho, cuando nací mi mamá llegó justo a tiempo para tenerme en el sanatorio. Incluso mi cuerpo se ha desarrollado para contrarrestar mi inercia: mis piernas, aunque cortas, están acostumbradas a llevar un paso cerrado y ligero. Siempre me lo dicen cuando dejo a mis acompañantes dos o tres metros a mis espaldas.

Aún así no puedo dejar de sentirme frustrada cuando me dicen que llegué quince minutos tarde cuando en realidad llegué sólo cinco minutos pasada la hora pactada. Ok, eso también corre para cuando me dicen que llegué “una hora tarde” y en realidad fueron cuarenta minutos, pero ése es otro cantar.

¿Qué les pasa, gente apurada del futuro? ¿No pueden soportar que algunos de nosotros, por más rápido que caminemos siempre quedamos diez minutos atrás suyo? ¿No se dieron por enterados que, aunque tengan cinco minutos adelantado el reloj en realidad, lo único que están haciendo es adelantar los éxitos (que se irán temprano si temprano vinieron) y adelantar también las tristezas, que como todo el mundo sabe, se quedan el tiempo que quieran?

Por favor, tómense cinco minutos para reflexionar o mejor, que sean diez.

No hay comentarios.: