Construyendo las Torres de Babel

"Tengo un problema personal con las torres" me dice desde el otro lado de la hilera de monitores en el sótano que donde funciona la sala de redacción. Está sentado contra la pared, recostado sobre el respaldo de su silla desde donde me asegura que los múltiple emprendimientos inmobiliarios que brotan como hongos en las húmedas calles de Buenos Aires "son el síntoma de algo".

A él le parece raro que una ciudad ubicada en una zona geográfica tan llana no se expanda en sentido horizontal sino vertical. "Tiene que ver con la estigmatización del conurbano como zona de inseguridad", me sigue explicando. "Hay gente que vive peor en la capital que en provincia, pero prefiere vivir en capital igual", remata.

Quizás tiene razón, quizás todo quedó desde la época en que el gaucho Martín Fierro lidiaba con los malones en los fortines de la provincia de Buenos Aires (que por esos días quedaban tan lejos como Brandsen, a doscientos kilómetros del obelisco). “Es un país atravesado por la dicotomía“, me asegura. Y casi le doy la razón.

Después escucho la otra campana, la que retiñe y me dice que en realidad es la típica mentalidad de quien está acostumbrado a vivir en el conurbano de la ciudad de Buenos Aires, conocido oficialmente como AMBA (Área Metropolitana de… se entiende). Yo nunca pensé que alguien pudiera desconfiar de un edificio.

Claro que bien se puede mirar con recelo y tener una opinión reservada acerca de las intenciones de quienes construyen complejos edilicios de lujo en zonas donde en realidad están más necesitados de condiciones básicas como el agua potable y el suelo limpio que un shopping con marcas “de primer nivel”.


En las costas de Avellaneda y Quilmes se edificará una nueva suerte de Puerto Madero, que recibirá el nombre de Costas del Plata. Este emprendimiento urbano estará a cargo de una unidad de negocios del grupo Techint, según publicó el diario Perfil en su suplemento “El Observador”.


Estará situada nada menos que sobre un relleno sanitario (tierra donde antes había desechos) y en una de las zonas más golpeadas por las sucesivas crisis económicas argentinas. Pero al margen de la crónica periodística, es evidente que hay alguien que quiere ahondar en la dicotomía que divide no sólo la ciudad sino también sus alrededores…

¿Nos estarán queriendo apartar aún más?

Ya existe una exorbitante cifra de gente necesitada de trabajo, vivienda digna y, por el momento, también de asistencia gubernamental. Pero que además surjan de la nada y se expandan como traídos por esporas alrededor de la zona metropolitana es no sólo sospechoso sino también contradictorio: ¿quién financia y quién posee propiedades de ese valor?

Alguien está vendiendo humo. Mientras tanto, le cambian la fachada a la ciudad, a mi ciudad. Y ponen un plato de comida en la vereda de enfrente del que tiene hambre.


AC - Mafalda Chan

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