Hijos de la guerra

¿Qué hace que un ser humano quiera luchar solo contra una tempestad? Antes de hablar de resiliencia, es decir, de la capacidad de sobreponerse al dolor para salir fortalecido de una situación traumática, es necesario recordar un detalle: a veces, enfrentarse con la lluvia no es una elección sino el siguiente paso necesario.


Exterior - Tarde - Lunes de feriado - Balcón a contrafrente en una tranquila manzana de la Ciudad de Buenos Aires

Una MUJER de pelo rubio camina de un lado a otro del balcón de su departamento, ubicado en uno de los últimos pisos de un edificio construido hace no más de cinco años. Se la ve sola, con su brazo flexionado y la mano apoyada contra la cabeza mientras va y viene por el acotado espacio.

- ¡¡ANDÁ A TOMARTE UNA "BIRRITA", SI ES PARA LO ÚNICO QUE SERVÍS!! ¡BASURA! (...) -vocifera Repite la frase una y otra vez en distintos tonos.

-PERO ACÁ NO VENÍS MÁS, ¡¡BASURA!! -se exalta, al tiempo que se escucha el eco de aplausos que vienen de un balcón al otro lado del amplio pulmón de la manzana.

Cae la tarde y el telón está hecho con nubes grises que se ciernen sobre los edificios. Se escuchan truenos a lo lejos, mientras la mujer se asoma para identificar en dónde está su público cautivo, ocasional pero a la vez empático.

Los truenos se escuchan más cercanos y pronto la tormenta descarga sus primeros fogonazos sobre la Ciudad de Buenos Aires y la lluvia cae en seguida, tan tropical como liberadora. Las baldosas de la calle y los poros de la piel parecen aliviados. Menos ella.

Exterior - Anochecer - Lunes de feriado - Balcón a contrafrente en una manzana empapada de la Ciudad de Buenos Aires

La MUJER fuma su cigarrillo con rapidez en el balcón de su departamento. La diminuta luz naranja se mueve verticalmente desde la baranda a su boca y lanza bocanadas de humo. Se asoma para ver caer la lluvia, para admirar la tormenta.

Exterior - Noche de tormenta - Lunes de feriado - Balcón a contrafrente en una manzana ignota de la Ciudad de Buenos Aires

La MUJER está al teléfono de nuevo.

- (...) EL AUTO A LAS 8 DE LA MAÑANA EN LA PUERTA, PARA LLEVAR A TU HIJO AL COLEGIO, ¡BASURA!-, espetó. Arrastra la letra "u" en "tu". El resto de la conversación es poco clara debido al sonido metálico de la lluvia contra un tinglado cercano.

- Nacho, no te cuesta nada... ¡¡SI VAS A ESTAR DURMIENDO PORQUE SALISTE A TOMAR UNAS BIRRITAS NO ME IMPORTA UNA MIERDA!! - vocifera. De repente modifica su voz, el tono y el caudal.

-Ah, hola, ¿cómo estás? Sí, porque yo le estaba diciendo a Nacho que el auto tiene que estar MAÑANA A LAS OCHO EN LA PUERTA Y SI NO SE DESPIERTA, TE VOY A PEDIR QUE LO LEVANTES A PATADAS EN EL ORTO -convino, remarcando la presencia de la letra "erre" en su última palabra.

-¿Sabés que pasa? El auto no es de él y tampoco es mío, y SU hijo merece ir al colegio en auto el primer día. PORQUE SU HIJO NO MERECE IR AL COLEGIO EN SUBTE PORQUE ÉL ES UNA BASURA!!! -enfatizó en "su", sí, de nuevo.

Fin del enésimo acto.

La transcripción cuasi literal de esta obra en tres actos corresponde a una madre y su hijo en edad escolar. Y a una tormenta de celos, reproches y pasadas de factura que hoy hace la mujer y mañana bien podría hacer la criatura en cuestión.

El comentario sobre que el chico "no merece ir al colegio en subte" por la actitud de su padre me hizo acordar a cuando yo tenía 10 años y cruzaba la Avenida 9 de Julio sola a las 8 de la mañana, aunque lloviera a cántaros y el viento lograra mojarme desde todos los ángulos posibles.

"Pobrecita", me dijo él cuando le conté la anécdota de mi vecina exaltada, su hijo, su ex, el auto de las 8 am y la 9 de Julio inundada. "¿Por?", repliqué. "Eso me enseñó que me gusta la lluvia; que no me disuelvo en agua; que los paraguas no siempre te protegen (en realidad, nunca lo hacen en la 9 de Julio); que no tengo miedo de pisar sin ver el fondo del charco y que la ropa se seca más lento en invierno y en verano pica más", enumeré.

Y también aprendí que, si hay que hacerle frente a la tempestad, no quedan muchas opciones más que hacerlo. Mentira, pienso ahora... Si me habré quedado en casa durmiendo la siesta cuando volvía para almorzar. Siempre me gustó el hecho de que "hacerme la rata" implicaba decir: "Maaaa, ¿me puedo quedar en casa? ¿Sí? Listo, gracias".

Pero volviendo a la anécdota de mi vecina exaltada, que blandía las palabras "TUUU hijo" como si fueran un sable, me puse a pensar que a veces los chicos de parejas separadas se convierten en botines de guerra. Están solos, parados en la línea de fuego mientras sus padres parecen Al Qaeda a los tortazos con George W. Bush.

Y me dio pena por la madre que gritaba desquiciada al punto de no comprender que el subte podría ser el medio de transporte más sano para su hijo porque le evitaría tener que escuchar una andanada de gritos e insultos.

No sentí pena por el chico, sin embargo, porque la resiliencia existe, señores, y algún día él lo va a saber y se dará cuenta de que no por mucho abrir el paraguas uno deja de mojarse. También va a descubrir que es resistente al agua.

2 comentarios:

pequeni0ombre dijo...

Los padres tendrían que aprender que en medio de estas situaciones los pibes -o sea nosotros- aprendemos cosas muy valiosas para la vida, aunque eso implique crecer un ´poco más de prisa.
En vez de eso muchas veces, por hacer cumplir al padre en falta, sobreprotejen al pibe que solo quiere dejar de escucharlos repetir su perorata de incordios que hacen reventar las pelotas de cualquiera.

Me gusta tu blog. y tambien la nueva de julio los días de lluvia

Lorena dijo...

Yo opino que la resiliencia es necesaria para todos los aspectos de la vida. Incluso en situaciones "cotidianas". Por ejemplo, hace poco viajé a Argentina y no había reservado ningún lugar para hospedarme porque pensé que iba a haber. Estaba todo lleno y casi entro en un colapso nervioso porque pensé que iba a daormir en la calle. Por suerte conseguí un apartamento en Buenos Aires con una compañía buenísima que me prestó toda la atención del mundo. Fue por suerte y porque tuve la capacidad de resiliencia y volví a buscar hasta que encontré!
Lore