Será por tí, será por mí

Hace sólo un día que murió un músico de rock local que, en mi ignorancia, no pensé que fuera a ser tenido en cuenta por tanta gente. Pero es una época de héroes accidentales y hasta inesperados, así que no es tan raro, pensándolo bien.

Mientras tanto, en la calle, los ídolos trovadores no pueden hacer nada más que usar sus superpoderes para ponerle palabras y melodía (a veces con bronca, a veces sombría) a los eventos cotidianos que nos gustarían que volvieran a ser noticia: asesinatos, violaciones, ataques constantes a gente inocente que nada entiende y nada tiene que con un conflicto armado como el actual.

Los chicos, con la infancia en juego y la inocencia lastimada; las mujeres, que ya no lloran de pena, sino de rabia; los hombres, que ya no saben distinguir entre defender y atacar, porque la línea es muy confusa ya. “Si no protejo yo a los míos, nadie más lo hará”, y dicho esto ahí van, con el alma en la mano, y un arma en la otra.

Y está bien. No suena bien, no se ve bien, y ni siquiera queda bien decir que está bien, pero es inevitable. Porque, si fueran tus hijos los que están en peligro, ¿no harías lo mismo? Si fuera tu mujer la que podría ser violada, o tu hija… Decí con honestidad: la violencia es brutal, pero, ¿y si de eso dependiera la vida de tu familia? ¿Cómo reaccionarías si realmente te importara el cuerpo al lado del tuyo?

En la violencia no se puede vivir, crecer, jugar ni sembrar nada que no sea violencia. Y van a salir a decir, moralistas y sabiondos, que históricamente las cosas han sido cíclicas, que los ganadores son éstos, que perdieron antes… que es todo un gran trenzado de resentimiento y tristeza. Que la palabra escrita ya no vale de mucho, que la palabra de honor es algo liviano que se deja manosear.

Bueno, quizás eso último lo agregué yo. Será porque veo que se repite la historia y que en la televisión y la radio escucho las mismas peroratas sobre temas cada vez menos humanos y más irracionales. Nos alegramos porque acá no hay una guerra declarada, pero, ¿saben qué? Nos declaramos la guerra a nosotros mismos hace tiempo, con nuestra pose de autosuficientes y un odio alimentado de impaciencia.

Desde que tengo uso de razón hay guerra en el Medio Oriente y delincuencia extrema en el conurbano. Con el tiempo, aprendí que era además pobreza extrema, y exclusión extrema, y que el odio que circundaba era más ignorancia orgullo infantil que un verdadero planteo social. Un planteo político seguro, pero social… lo dudo.

Lo más triste es… Que podría estar hablando de Medio Oriente lo mismo que del conurbano bonaerense. Entonces, ¿qué será de nuestro cuerpo alado?

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