¿Qué son? ¿Para qué sirven?
Puede ser que me falte algo de información, pero tengo entendido que son personas consideradas sabias que dan su consejo acerca de los diferentes aspectos de la vida.
Según la muy globalizada, completa y aún así falible Wikipedia, un Gurú es un maestro espiritual para los seguidores de la filosofía brahmánica de la India.
Hoy en día, el término es utilizado para referirse a aquellas personas que conocen un tema en profundidad. Supongo que no estaba tan alejada de la wiki-definición.
Pero aún así, sigo sin entender para qué sirven. Los nuevos gurúes, digo, no los maestros espirituales. Esos los necesitamos para alumbrar nuestra oscuridad.
Los nuevos gurúes, sin embargo, son como moscas que se apelotonan frente a la cara de uno, zumbando sin parar, tratando de que los escuchemos.
Esto me lleva a pensar que con tantos maestros y sabios por ahí debe quedar muy poco lugar para nuestra propia filosofía de vida.
Hace un tiempo empecé a leer un libro de Lou Marinoff llamado Más Platón y menos Prozac. En él, el autor hablaba sobre la falta de filosofía en la vida actual.
“Sí, claro”, pensé yo, “si fuera filósofa no estaría leyendo tu libro, estaría buscando mis propias respuestas”. Y bueno, de eso se trata:
Si cualquiera puede especializarse en un tema y ser un Gurú, ¿qué es lo que me detiene? Nada. La vagancia absoluta de no querer mover las neuronas.
Sé que no soy la única que prefiere escuchar, leer y en definitiva consumir lo que dicen estos “nuevos sabios” con tal de no mover mis neuronas.
Sin embargo, rascando un poquito, metiendo un dedo del pie en la vasta superficie mental de una persona, se puede descubrir un universo filosófico completo y dinámico.
Nada más hace falta mover las neuronas de la imaginación, las de la lógica, las de los ideales, las de las ganas de ser nosotros nuestros propios maestros del espíritu.
Parafraseando a un sabio cuyo nombre no logro aprender a escribir, el hombre que tiene un porqué es capaz de sobrellevar cualquier cómo.
¿Who are they? ¿What are they for?
I might be short of information, but I understand they are people considered wise who dispense their advice on different aspects of life.
According to the worldwide utterly complete and yet not always reliable Wikipedia, a Guru is a spiritual master, a teacher of the Brahman philosophy in India.
The term is nowadays used to refer to a person who knows a certain subject or topic in depth.
I suppose I wasn’t all that far away from the wiki-definition.
But still, I can’t figure what’s their use. I mean the new gurus, not the spiritual masters. Those are truly necessary to shed some light into our darkness.
The new gurus, on the other hand, are like flies that gather in front of one’s face, flipping their wings hysterically, trying to catch some attention.
This makes me think that with so many teachers and wise men around there is little or no place for our own philosophy of life.
Some time ago, I began to read this book called Plato, not Prozac!, by Lou Marinoff, where the author stated that there was a lack of philosophy in today’s everyday life.
“Yes, sure”, I thought, “if I were a philosopher I wouldn’t be reading your book, I’d be looking for my own answers”. And there it is:
If anyone can specialize on a certain topic and become a guru then what’s stopping me from doing it? Nothing but the laziness of my neurones.
I know I’m not the only one who would rather listen, read and consume whatever these newly wise men have to say just so I don’t have to think about life myself.
Never the less, if you scratch a little, if you dip your toe inside the mind of any human being, you will find a vast philosophical universe, complex and ever changing.
All it takes is to move the neurones of imagination, of logic, ideals and the will to become our very own masters on spiritual teachings.
Paraphrasing a wise man whose name I just can’t spell, a man who has a reason why is capable of overcoming any ways how.
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