Contra la gran derrota del mundo*

En este texto, John Berger busca una vez más en el arte, más específicamente en la pintura, las respuestas del mundo. Para él, obras como el Triunfo de la Muerte de Brueghel o El jardín de las Delicias, de El Bosco, son una suerte de avance de lo que la humanidad vería en el futuro. Para explicárselo al lector utiliza frases como “Se diría que lo visible tiene sus propias pesadillas”. Todavía estoy pensando qué quiso decir (eso me produce cierto placer).

Como no se puede hablar de lo que no se ha visto (salvo contadas excepciones, claro), lo primero que hice para tratar de comprender y aprehender este texto fue buscar las pinturas ya nombradas. Berger se refirió a la primera como una “terrible profecía de los campos de exterminio nazis”. Al ver una cantidad cuerpos humanos amontonados como si se tratara de basura en un páramo desolado por la miseria entendí porqué lo decía.

Un párrafo en particular me ayudó a conectar el Infierno de El Bosco con la idea de globalización presentada por el autor: “Es un espacio sin horizonte. Tampoco hay continuidad entre las acciones, ni pausas, ni senderos, ni pautas, ni pasado ni futuro. Sólo vemos el presente desigual y fragmentario. Está lleno de sorpresas y sensaciones, pero no aparecen por ningún lado las consecuencias o los resultados de las mismas. Nada fluye libremente; sólo hay interrupciones. Lo que vemos es una especie de delirio espacial.”

Bueno –pensé- éste señor leyó el diario de hoy. Hay muchos fragmentos de muchas realidades volando por este “espacio delirante” que nosotros llamamos presente, y esos fragmentos están todos mezclados en un remolino que es muy difícil de parar. Así se presentan una a una las pruebas de que las profecías (que datan del siglo XVI) se han cumplido pincelada tras pincelada. Es como decir que la desigualdad ha sobrevivido hasta el día de hoy mutando.

Pero con el correr de las palabras (que fluyen como un río claro y navegable), se no explica que “lo que nos recuerda la pintura de El Bosco –si se puede decir que las profecías recuerdan- es que el primer paso en la construcción de un mundo alternativo ha de ser rechazar la imagen del mundo que nos han impuesto y todas las falsas promesas empleadas por doquier para justificar e idealizar la necesidad, criminal e insaciable, de vender. Es vital que encontremos otro espacio”.

Berger se refiere entonces a una humanidad que transita un presente fragmentado, contradictorio e ilusorio en el cuál el individuo debe luchar para poder mantener su identidad a la vez que rompe con este mundo para poder encontrar ese otro espacio. Ese presente delirante se desborda por doquier, dejando a la humanidad en frente de un rompecabezas cuyas piezas descriptas con toda franqueza son evidentemente incompatibles.

Después de leer y releer el texto, sigo sintiendo que se me escabullen las ideas expuestas. Lo mismo me pasa con las palabras, por más comunes que sean. Los textos sobre la globalización suelen estar plagado de tecnicismos, pero éste no. Quizás sea cuestión de seguir releyendo hasta que me sepa de memoria cada palabra, o hasta que encajen las siete piezas del rompecabezas, cosa que tardará más o menos una eternidad en ocurrir.


*El título corresponde a un texto de John Berger

1 comentario:

Luis Fernando Coss (Peri) dijo...

Te felicito por esta reflexión. Yo, recién hoy, decidí escoger el párrafo que citas para elaborar una ponencia en abril sobre el tema de la "prensa de hoy".

Me ocurre lo mismo que ti con los ensayos sobre la globalización. Este texto de Berger es un abuena respuesta a nuestras inquietudes.

Gracias.