El fantasma que aun respira

Un hombre causa recelo por su propia presencia

Un hombre en situación de indigencia fue visto en la esquina de la avenida Santa Fe al 2200 revisando los tachos de basura ayer alrededor de las ocho de la noche. El hombre suele deambular entre las avenidas Santa Fe y Las Heras. Ya no llama la atención de los transeúntes, en su mayoría alienados con sus propias rutinas. Por el contrario, pasa desapercibido hasta que alguna persona lo nota, no sin sobresaltarse.

No habla con nadie, ni siquiera con él mismo (lo que sería muy común en un linyera). Su piel está percudida por el clima y la mugre, al igual que pies y sus piernas desnudas hasta los muslos. Su pelo es una maraña de cables negros que asemejan rastas y que caen sobre sus ojos. Para saber el color de éstos habría que mirarlos, pero eso significaría mirar su cara y nadie se detiene a hacer tal cosa.

La gente camina más ligero cuando advierten su presencia. Él mismo camina con un paso lento pero liviano. Se para en una esquina y sin mirar alrededor comienza su tarea en un tacho de basura. Su silueta fina, renegrida y ciruja se recorta contra las luces de un hotel. Esa esquina queda vacía por el momento, hasta que el fantasma que la sociedad pretende no ver se va al no encontrar algo de interés en el basurero.

Entonces, los vecinos vuelven a caminar por la esquina como si nada hubiera pasado.

1 comentario:

Víctor dijo...

Somos dos que nos detenemos a observar tales cosas. Y quizás a vos también te dé bronca el hecho de no poder hacer más que darle algunas monedas para alivianar su hambre. Muy buen blog! Saludos!