Manifiesto revisado de Esteban Cronos, el administrador del Tiempo

¿Es normal o esperable que, después de un tiempo, quieras reescribir tu propio texto? Estuve releyendo algo y quise hacerle cambios.

Con ustedes, Esteban Cronos (la parte revisada está en itálica)

En lo que dura un suspiro, las cosas pueden cambiar. Éso lo puedo decir con toda certeza. Un espíritu viejo puede habitar un cuerpo joven, y viceversa. Ésa es otra cosa que también puedo asegurar.

Cada día, cada nuevo amanecer viene envuelto en misterio y con una enorme carga de imposibles, y de posibles. Ahora que lo pienso, los años no enseñan nada: es el hombre quien aprende a través de los años. Traducir al lenguaje de los humanos lo que el Universo habla en su lengua madre desde hace una eternidad lleva toda una vida, quizás más.

No es raro que haya muchos que crean que ya lo entendieron todo, que ya han "vivido la vida" y se jacten de haber acumulado suficiente experiencia para escribir una enciclopedia o un manual para los considerados inexpertos.

Pero el tiempo es un arma de doble filo. El reloj de arena estrangulado al medio puede albergar la misma cantidad de arena en ambos extremos. Lo tengo en cuenta porque sé bien de lo que hablo. Todo el conocimiento que se logra descifrar a un idioma es obsoleto casi desde el mismo momento en que un ser humano se lo puede explicar a otro ser humano. Y a nadie le sirve la información obsoleta.

Para la generación de hombres que descubrió que algunas reglas y disposiciones sociales eran innecesarias, éste descubrimiento fue de suma importancia, pero para la generación siguiente fue una obviedad. Cuando un hombre comprende lo que él considera "los grandes misterios de la vida", se da cuenta de que se le fue mientras buscaba las respuestas a sus preguntas.

Mi nombre es Esteban Cronos. Soy el administrador del tiempo. He visto todas las eras y he encauzado todos los destinos. Sé lo que pasó, lo que pasa y lo que va a pasar. Yo no creé el universo, sino que dosifico su existencia. Alguien más se encargó de crearlo (yo también fui creado por ese Ser), y es otro quien se encarga de hacer y deshacer en la vida de los hombres.

Pero aunque a mí nadie me reza, todos me imploran. Si bien no pertenezco a nadie, todos tienen su propia manera de tomarme. Tampoco tengo voz, pero todos están atentos a mi veredicto. No camino, pero todos quieren ver lo que dejo a mi paso. No le puedo enseñar nada a nadie, sin embargo, todos aprenden conmigo.

No soy humano, pero tengo que confesar que ésta especie es la que más me atrae. Debe ser porque es la única que se ha dado cuenta de que existo.

Para ser honesto, mi relación con los hombres es por demás conflictiva. Esto se debe a que ellos no consiguen entender quién soy en realidad. Ellos creen que soy su "Señor", su juez; por alguna razón llegaron hasta a endiosarme alguna vez.

Si le preguntan a los hombres que son antiguos para los hombres, Cronos es mi nombre. Decidí usarlo porque me gustó, lo mismo que el nombre Esteban. Pero otros hombres me llamaron "tiempo", a secas, e idearon palabras para referirse a mí: tiempo, time, temps, las opciones no siempre son muy variadas.

Es halagador, en cierto modo, la forma en que inventaron mi figura. Me dieron una cara, un cuerpo, un nombre. Me dibujaron y esculpieron, la mayoría de las veces con las características de un hombre viejo: barba tupida y larga, ojos hundidos y la espalda encorbada, como si llevara algún peso sobre ella.

Yo nunca tuve nada de eso hasta que ellos lo crearon. Sí, debe ser por eso que me gustan los seres humanos. Aunque otras veces se contradicen a sí mismos. En algunas ocasiones se ponen en mis manos y confían todo su futuro en mí, y en otras se rehúsan a aceptar mis disposiciones porque dicen que soy tirano. Es cómico: ellos dicen que yo soy un misterio y yo digo lo mismo de ellos.

Lo que es seguro es que no soy un tirano, porque ése es el rey que se ha enviciado con su poder, y yo no tengo corona alguna. No soy juez ni redentor, simplemente existo.

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