La regla rota

Creo que nunca voy a llegar a entender por qué las personas son tan crueles a la hora de hacer valer su punto de vista. ¿Qué derecho tiene un perfecto extraño a atacar lo más profundo de la identidad de una persona que conoce hace escasos 20'? ¿Por qué hace falta descalificar o agredir al otro para prevalecer uno?

Lo que me llama más la antención es, ¿a dónde están el debate y la apertura de mente, si no podemos escuchar más que nuestros argumentos? Despacharse con un discurso prefabricado y lleno de prejuicios y conclusiones ajenas no es otra cosa que dar cátedra, o un sermón, de manera gratuita a una persona de la cual no se conoce ni la historia personal, ni el verdadero alcance que pueden tener las palabras.

Ya sea porque es hiriente, cruel, agresivo o ponzoñoso, es obvio que la persona no está prestando verdadera atención a la respuesta emocional de su interlocutor si decide hablar sin repetir y sin soplar durante largo rato, pinchando acá y pellizcando allá. No está prestando atención, o disfruta de mortificar a extraños.

Un caso testigo: una chica y un chico se conocen en una reunión de amigos en común. A los pocos minutos se desata un debate entre ambos por un tema relacionado a la religión. Recordemos la vieja regla de los temas "prohibidos": en ninguna reunión con extraños se habla de política, deportes o religión.

Bueno, la regla se había suprimido ya en este caso y el chico parecía no darse cuenta de cómo afectaban sus palabras a la señorita. De hecho, si se hubiera tomado el trabajo de conocer a esa persona antes de atacar sus creencias sabría que su fe la ayudó donde nadie más lo hizo. Atacarla de esa manera no reivindica nada, ni prueba nada más que su propia falta de empatía.

Esa falta de empatía despertó en mí esta reflexión: Uno puede tener las ideas que tiene, contrarias o iguales a las de las personas con las que se encuentra en el camino de la vida, pero para darlas a conocer hacen falta no sólo fundamentos sino también abrir los ojos y mirar a quién se están trasmitiendo.

¿Hace falta hacerle la guerra y mostrar tanta agresividad a una extraña que no hizo nada más que pensar como piensa? No sos el mesías que trae la luz de la sabiduría ni nada por el estilo, así que creo que el sermón gratuito no solicitado está de más.

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