Santo Viernes Santo

Una vez más, nos agarra la lluvia fría de abril, que nos sorprende con una probada de invierno en un otoño templado como el que solemos tener en Buenos Aires. Una vez más, es Viernes Santo. Pero en una cultura tan desacralizada como la nuestra, ¿cuál es e verdadero significado de la Semana Santa?
Quizás yo no sea la mejor persona par disertar sobre este tema, pero sí me creo capaz de hacer una simple reflexión en mi calidad de católica no-practicante-pero-a veces-practicante. Tampoco sé si me llamaría a mí misma “católica”, pero creo que todavía me queda el nombre. Lo que ocurre es que a mí, como a muchos otros católicos, me da “fiaca” ir a misa todos los domingos. De ahí lo de “no practicante”.
Pero cuando llega la fiesta de Pascua de Resurrección (porque la otra es la Pascua de Natividad…) algunos de nosotros nos volvemos concientes una vez más de la importancia de recordar el hecho que, teóricamente, se festeja durante la Semana Santa. Se trata de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo. Es, ni más ni menos, el acontecimiento base del catolicismo y de cualquier religión cristiana.
Es aquello que nos hace hermanos con nuestro prójimo, no sólo entre cristianos, sino entre todos los hombres, ya que por estas fechas, la religión madre del catolicismo está festejando una fiesta similar a la nuestra: Pesaj. El “pasaje” de la esclavitud a la Libertad. Sea de los egipcios o del pecado, da igual. Somos todos libres gracias al mismo Dios.
Pero, como es de esperarse, toda esta maravillosa experiencia de Salvación y Liberación queda opacada por los deseos de pasar unos días panza arriba sin hacer nada. Y la verdad, es una pena. Principalmente porque es el día para recordar el gran sacrificio que nuestro propio Dios hizo por nosotros.
Quizás todo este olvido viene a raíz de que olvidamos lo que es tener conciencia de un Ser Dios. Ya traté alguna vez el tema en este medio, así que no voy a hacerlo otra vez. Simplemente creo en Él y en su Hijo. De modo que hoy es Viernes Santo. Hoy, hace 1973 años, un hombre fue ajusticiado sin justicia, sólo para traer esa justicia a este mundo.
Semejante sacrificio de amor y entrega merece más que un día, pero el tiempo es tirano, o más bien lo es la débil memoria humana. Así que este día, alrededor de las tres, el Universo hizo un minuto de silencio por la muerte de su Señor, pero las criaturas favoritas del Creador no se dieron ni cuenta.

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