De adentro hacia afuera

-¿Cómo elaboraron el plan de fuga?

- Fue bastante complicado. Estaba además dificultado por el aislamiento geográfico de la cárcel, del que ya hablamos. En los alrededores había unidades militares, pero pocos lugares que nosotros pudiéramos utilizar para parapetarnos y defendernos o escondernos. La población del lugar era muy solidaria con nosotros y nos ayudaba mucho, pero era una población poco numerosa y fácil de controlar por el enemigo.
Esto hacía que cualquier error, cualquier casualidad inclusive, pusiera en riesgo al conjunto de la acción, la hiciera fracasar.
Teniendo presentes todas esas desventajas, es que teníamos que resolver dos problemas. El primero era cómo hacíamos para copar la cárcel, para controlarla. Había alrededor de 100 guardias con una cantidad similar de fusiles FAL y pistolas a su disposición. El segundo era cómo hacíamos para retirarnos. Si el copamiento de la cárcel no se realizaba casi silenciosamente se alertarían las unidades del ejército y la marina más cercanas y la retirada sería casi imposible. Había que lograr mucha precisión en nuestros movimientos, mucha exactitud.

-¿Cómo resolvieron el copamiento de la cárcel?

-Mire, era más difícil para nosotros organizar una operación militar de copamiento de una cárcel desde afuera, es decir, con una unidad militar ya sea del Ejército Revolucionario del Pueblo o combinada de dos o tres organizaciones.
Era muy difícil porque el terreno no ofrecía protección y era muy detectable la llegada de gran una gran cantidad de gente. Eso alertaría al enemigo antes de tiempo. Nosotros habíamos observado que todo el sistema de seguridad de la cárcel preveía un ataque desde afuera. Cuando nos dimos cuenta de eso es que empezamos a pensar en hacerlo al revés. El enemigo estaba desatento a una operación hecha desde adentro. Empezamos a trabajar en ese sentido.

-¿Quiénes dirigieron la fuga?

-Conformamos un grupo de seis compañeros que trabajamos en toda la planificación de la operación. De esos seis compañeros, el responsable natural, el jefe natural, era el Robi Santucho. El equipo lo integrábamos Santucho, el "gringo" Menna y yo, los tres del ERP; Marcos Osatinsky, de las FAR; Roberto Quieto, que también era en ese momento de las FAR; y Fernando Vaca Narvaja, de la organización Montoneros.

[sigue] Del libro "Conversaciones con Gorriarán Merlo", de Samuel Blixen. Editorial Contrapunto. Buenos Aires, 1988.

1 comentario:

hotel en gesell dijo...

repudio plenamente al erp y a las far, tanto como los militares, esos tambien atentaron contra la democracia