My Umbrella ella ella ella e' e'!

Como en la canción de Rhianna, yo siempre mantengo mi paraguas abierto por si acaso hace falta refugiarse de la lluvia. Claro, que cuando brilla el sol se transforma en una sombrilla muy eficaz y no deja que me llegue la luz.

"Pará, no abras el paraguas antes de que llueva", le recomiento a Ch. Ella me venía limando la cabeza con qué iba a hacer o dejar de hacer en el caso eventual de que se dieran las cosas del modo en que, quizás, podrían darse...

"Miráme a mí", le explico, "yo siempre tengo el paraguas abierto, aún cuando no llueve, y eso es inútil (dije otra palabra, obviamente)". Y Ch. seguía con sus cavilaciones. "Con un paraguas abierto lo único que vas a lograr es tener una mano ocupada cuando quieras abrazar y encima vas a tener que preocuparte por no metérselo en los ojos", traté de resumir.

Además, las viscisitudes de un paraguas abierto cuando no llueve incluyen un súbito aislamiento (porque no todo el mundo va a entrar bajo el paraguas) y problemas con el viento en contra, que empujará para atrás el paraguas y podría romperlo. Como todo el mundo sabe, un paraguas roto es lo mismo que nada cuando llueve.

Y encima es frustrante que estuviera bien cuando no llovía, porque ahí sólo molestaba.

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