Como asesinar imperceptiblemente

Hace un tiempo leí un libro llamado Crímenes imperceptibles, escrito por el argentino Guillermo Martínez. En este libro se presentaba una intrincada serie de asesinatos que acaba siendo nada más y nada menos que una seguidilla de muertes naturales presentadas como asesinatos. De la misma manera me encuentro hoy con que es posible asesinar sin que nadie se de cuenta.
El asesinado se dará cuenta cuando el aguijón le provoque esa molestia punzante que desestabiliza y hace tambalear, pero que sin embargo no mata a nivel biológico. No es raro olvidarse de que el ser humano tiene alma, y ese alma es un frágil ente dentro del cuerpo. Se puede magullar, lastimar, abollar y matar tan fácil que casi tienta al más despiadado. Yo sé de lo que hablo.
Estos crímenes no son penados por la ley que rige desde el Estado. La pena cae de inmediato en el corazón asesino que se haga cargo. En el que no esté debidamente entrenado, endurecido para la ocasión. Los uniformes de esa cárcel son azules y las realidad se vuelve gris. Y un poco borrosa también. No existe impunidad en esto. El crimen contra el alma no se borra tan fácil de la memoria.

No hay comentarios.: